jueves, 19 de mayo de 2011

Cábalas y Cicatrices. “Trabajar poco para mí es una tendencia.”


“Antes de ser cantor mis historias de amor eran casi secretas/pero luego el azar que me puso a cantar me llevo a publicar mis zozobras completas/son un largo striptease donde yo exhibo mis frecuentísimos cuernos/y mis lunas de miel cuando nada es cruel y celebra mi piel otros signos externos”. Krahe en Zozobras completas.





Los viernes, como de costumbre, después de una agotable y satisfactoria semana de trabajo, llego a casa, enciendo el equipo de sonido, me sirvo una copa de ron Abuelo que conservo con extremada delicadeza y me dispongo a escuchar música. Suenan los primeros acordes y preparo mi oído para los primeros versos, que acompañados de aquel curioso timbre de voz, me generan unas insoportables ganas de fumar. Me lo imagino grabando este trabajo en vivo con un cigarrillo entre frase y frase, forzando aquellos melismas como quien procura cantar con dulzura y sabe que le cuesta. Aunque por lo anterior, vale la pena aclararlo, no es un reproche, todo lo contrario, es quizás un piropo que puede alentar hasta el más inexperto cantante.


Javier Krahe que en sus años mozos dedicaba gran parte de su tiempo a vender libros y de paso a leerlos, decidió cambiar de profesión por una en la que no tuviera que trabajar. Es decir, decidió ser cantante, y para acompañar esta osada iniciativa, quiso escribir sus propias canciones a medida que aprendía a tañer el apreciado instrumento que no falta ni en las familias menos favorecidas: La guitarra.

Con cierta incredulidad, su compañera le dice: ¿cantante? ¿Y cuándo será tu primer concierto? -dentro de dos años, responde Krahe, seguro de sí mismo. Cinco años después, acompañado por Joaquín Sabina y Alberto Pérez graban un disco titulado La Mandrágora. Aunque no fue su primera grabación, lo sellos discográficos de la época (en Madrid) alentaron a los músicos para documentar su exitosa participación en aquel local llamado igual que el disco. Ya que el título original fue cambiado a última hora por el que debería llamarse: En la Mandrágora, que, según Krahe y sus compañeros, nunca se consideraron un grupo porque cada cual hacia lo suyo. Pero el disco que quiero que escuchen, después de inspirar un poco su curiosidad, eso espero, se llama Cábalas y Cicatrices. Disco grabado en vivo en el 2002 en un bar donde es posible escuchar las risotadas y el tintineo de las copas de licor. Este trabajo está acompañado de una contundente introducción llena de humor y sarcasmo que el autor hace a todas sus canciones. He de suponer que sus lecturas le han proporcionado gran habilidad. Y como merito a su genialidad, este hombre con su particular estilo es capaz de resumir y recrear en una canción la historia de la Odisea. (Como Ulises. Track 10). Sus narraciones nada tienen que envidiarle a la literatura clásica y mucho menos a la moderna; porque su sonido, aunque un poco excéntrico, esta fuera de los límites de lo convencional. Este particular compositor, tiene entre sus favoritos, que además reconoce ser una de sus más inspiradas influencias, al poeta y compositor francés George Brassens (1921- 1981) “una de las figuras del pensamiento, de la posguerra francesa y de todo el siglo XX”. Krahe tradujo algunos de los éxitos más representativos de Brassens, entre ellos la tormenta. Por si acaso eres un lector más exigente de lo que podría imaginar, y el anterior dato no es suficiente, mi adorado cantautor Joaquín Sabina en su libro yo también se jugarme la boca afirma: “mis planes eran ser Tom Waits o Javier Krahe o Brassens”. Reiterando un poco lo anterior, aquello de lector escéptico quizás, te digo: si eres de los que gusta de la buena pluma, te invito a darte un paseo con este vago burlón, letrista sin comparaciones, fumador imparable, y retratista de amantes, según él: “ficticias”.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sombras de la china (El Tarrés de siempre)

Anunciando apocalipsis van de salvadores y si les dejas te pierden infaliblemente. Manipulan nuestros sueños y nuestros temores, sabedores de que el miedo nunca es inocente”. Serrat en Macarras de la moral








Cuando lo escuché por primera vez de grande, la sensación fue muy diferente, porque de niño según recuerdo, era posible escucharlo en la emisora predilecta de las amas de casa de los ochenta y que aun sigue vigente. En aquel entonces, solo era posible tararear un par de canciones, “Tu nombre me sabe a hierba, La mujer que yo quiero o Mediterráneo”. Aquella generación, -en la cual me incluyo- creció recordándolo, como dicen algunos: “la música de los papas”. Si aun cuentas con la mala suerte de sentirlo por el mismo medio radial, lo siento por ti, pues la verdadera poesía con la que Joan Manuel Serrat nos describe infinidad de universos, solo será posible si tienes cerca algún amigo que tenga en su pequeña colección un par de preciados discos del autor, o en el caso más arriesgado, compres un disco al azar por la curiosidad. Cuando con mesura lo escuchas, es decir, te sientas cómodamente y suspendes todas tus actividades, te enteras verdaderamente quien es aquella voz dulce, añejada e insinuante que decoró aquellos patios de la infancia. Su tierna musicalidad, y elevada literatura, va desde las historias de vampiros, hasta el robo a piedra alzada de una maniquí de un pequeño almacén. Si aun lees estas someras palabras y no has escuchado nada diferente de lo que he citado líneas atrás, te recomiendo escuches, el que para mí es el disco intermedio de Serrat: Sombras de la China (1998). Digo intermedio, ya que no fue dirigido por su habitual cómplice pianista y arreglista Richard Miralles, el mismo que lo ha acompañado por casi toda su carrera y carga con el, por lo menos 40 discos e innumerables colaboraciones y singles. Josep Mas “Kitflus”, es el director musical de una rareza con un sonido un poco más exploratorio y personal, que ha sabido capturar la esencia romántica y contestataria del apreciado barcelonés. Las canciones incluidas en este disco, continúan con las inagotables declaraciones de amor, y las quejas inevitables que deja el desamor. “Me gusta todo de ti: tus ojos de fiera en celo/ el filo de tu nariz/ el resplandor de tu pelo/ Me gusta todo de ti/ […] / El colágeno y la miel de tus labios perfilados/ tus pómulos afilados/ los modales de tu piel/ Me gusta todo de ti/ pero tu no/ tu no”. Me gusta todo de ti (pero tú no). Track 9. Sin más preámbulos, dejo aquí a quienes gusten de inquietarse, la vaga idea de un autor en cuyos despoblados estantes que adornan vuestras casas no ha merecido aun posarse.

Ahhh, se me olvidaba. Y como dato curioso para los que merodean otros escenarios sonoros. En el ya nombrado disco, colabora el cantautor e interprete del bandoneón y del los pocos, sino el único, que acompaña su melancólica voz con el quejumbroso fuelle: Rubén Juárez (Músico e intérprete de tango. Argentino.), al que tuvieron la oportunidad algunos de mis coterráneos, ver y escuchar en vivo en la apertura de la VII versión (2006) del festival de cine de Santa fe de Antioquia. Colombia.